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lunes, 26 de agosto de 2013

Silene vulgaris


Colleja marina
Silene vulgaris
Reino: Plantae
Subreino: Tracheobionta
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Subclase: Caryophyllidae
Orden: Caryophyllales
Familia: Caryophyllaceae
Tribu: Sileneae
Género: Silene
Especie: vulgaris

Comestible o venenosa
Una medio leyenda señala que, tras ser destruidos en 1685 por una plaga de langosta los cultivos de la isla de Menorca, los isleños lograron sobrevivir gracias a las plantas de S. vulgaris que crecían en la misma. Dice Cienfuegos de las mismas plantas que: "la gente pobre, en tiempo de Cuaresma, hace unos guisadillos aderezándolas como espinacas que saben harto bien". Algunos autores señalan que la planta tiene sabor agrio pero esto puede deberse a haber cogido mezcladas hojas de otras plantas, posiblemente alguna especie anual del género Rumex. En los mercados de Albacete se encontraban, mediada la primavera, vendedoras de esta planta que obtenían precios astronómicos por unos puñados de ella, ya que allí es planta muy apreciada. A decir verdad la recogida de la colleja es operación laboriosa, pero merece la pena; consiste en cortar con una navaja, a ras de tierra, los brotes de hojas tiernos, antes de que aparezcan los tallos floríferos o al menos cuando los mismos no se hayan desarrollado mucho. Si se cortan los brotecitos con uno o dos milímetros de raíz la limpieza se hace más fácil, ya que conviene evitar el cortar hojas sueltas que son mas difíciles de limpiar. Conviene no usar zapapicos ni cortar mucha raíz porque esto desgraciaría el césped haciéndonos perder las futuras cosechas. Cuando se tiene localizado un buen césped puede cosecharse en años sucesivos, e incluso un par de veces al año. Una vez que se dispone de una buena cantidad de brotes se meten en un cacharro con agua y se van separando las porquerías que hubieran podido mezclarse durante la recolección. Conviene hervir las collejas, pero no más de dos o cuatro minutos, porque se consumen rápidamente y dejan todo su sabor en el agua, luego se escurren y se saltean en una sartén con aceite de oliva, pudiéndose añadir unos ajos partidos al gusto y algo de sal; revueltas con huevo o en tortilla resultan exquisitas. Otros las preparan con cebollas tiernas previamente picadas y rehogadas en aceite, pero esto desvirtúa el sabor de las collejas, lo mismo que añadir ajo en exceso. No conviene cogerlas en verano porque las hojas son ásperas y si se añaden los tallos parece que masca uno paja. En Granada hacen un fritura de collejas y espinacas a partes iguales, que consiste en un tortilla de las mismas, cortada en trozos, rebozada con huevo y pan rallado y frita en aceite abundante, sirviéndolas calientes. Diversos autores señalan la utilización en potajes de otras especies como la S. Itálica, S. Acaulis y C. Baccifer, especialmente los brotes tiernos. (La guía de INCAFO...)

Descripción y observaciones
Planta persistente, densa, algo lignificada por la base, de unos 60 cm de altura, con raíz gruesa y carnosa. Los tallos, generalmente erectos y ramificados, son glabros o pilosos en la parte inferior, a menudo de color verde grisáceo o azulado; hojas alternas, de color verde azulado, de hasta 12 cm de largo, ovadas o lanceoladas, glabras, de bordes ciliados, las superiores mucho más pequeñas, a veces escamosas. Las flores hermafroditas o unisexuales se disponen en una inflorescencias de ramificación dicótoma. El cáliz ovado o globuloso, de color blanco verdoso pálido, a veces con matices rojizos, tiene 20 nervios bien visibles formando una red; el cáliz es perdurante y presenta cortos dientes triangulares. Los pétalos son blanquecinos, a veces con matices rosados, pedunculados, bilobulados, sin lígulas. Ovario súpero con 3 estilos. La cápsula pedunculada tiene hasta 14 mm de largo, es casi esférica y don 6 dientes, y está rodeada por el cáliz. Florece desde mediados de primavera hasta finales de verano.

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